Deleuze o la exasperación filosófica

…Y siempre hay algo que huye…

Este quizá sea uno de sus dictum más fuertes, vertebrador de esa filosofía en fuga constante. Fuga constante del logos cerrado y totalizante, que aprisiona y estría el pensamiento y las posibilidades de sentir e inventar nuevos mundos para vivir y habitar. Fuga de las pasiones tristes, que enferman y envenenan el cuerpo, descomponiéndolo y fragmentándolo con el objetivo de que su carne, sus huesos, su sangre, destinados a correr y fluir en nomadismo infinito, se transformen arteramente en un mero vehículo de carga, instrumento dispuesto para el trabajo repetitivo, el goce y el consumo. Fuga, en fín, de aquellos fantasmas que se encarnan oscureciendo las ventanas y del sentido que corre en una sola dirección; rayo que vivifica la noche disponiendo a una danza silenciosa, danza paradojal que abre a una alegre y vertiginosa caída, sin llegar jamás a ese punto de abismo del cual ya no se vuelve. El filósofo como jovial sintomatólogo, la filosofía como la gran salud, la vida como ese centro frágil donde morar sin despeñarse.


Lic Franco Castignani

lunes, 9 de agosto de 2010

La danza como (posible) horizonte del pensar

¿La vida comenzaría con una explosión

y acabaría en un contrato? Absurdo.

René Char, Hojas de Hipnos

En el ejercicio del pensamiento, siempre estamos desnudos. Creando y trazando, en un fino trabajo, casi como un paciente alfarero, mapas, cartografías, mundos. Horizontes que nos permitan vislumbrar refugios polícromos, que nos incluyan y a la vez nos ofrezcan una protección del caos al que conduce este pensar, como trabajo sin fundamento último y cuyo destino, si es que pudiera fijarse al menos provisoriamente, sería la virtud del aprendizaje. Pulsión de aventurarse por caminos propios y no tanto, abiertos al suceso de las verdades de un presente en continua sucesión, cuya única y más bella repetición sería la de diferirse. Pliegue y despliegue; movimiento de un deseo desplazado al infinito. Algo impulsaría a una festiva barbarie: Lo dispar, construyendo en su acontecer pequeños parajes que atenten contra las seguridades de una duda indudable y de los nombres previsibles. Las significaciones conocidas estallan en mil pedazos. Profesión de óptico, quien piensa pule un lente y en el mismo acto crea una mácula que luego deberá pulir nuevamente, y en la eternidad de ese acto quizá encuentre la estela de un destino que es don gratuito. Alegría donde el cuerpo es espíritu y el espíritu se corporiza afectándose; devenir múltiple, más allá de los límites fijados por la telaraña de una razón moribunda e impotente para leer y ser digna de las verdades del tiempo

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Exasperación y éxtasis como único origen. El movimiento como característica y categoría que conduce a la actividad pensante, bajo el dominio de fuerzas que no residen ni descansan más que en el ejercicio de esta actividad, a una danza perpetua. Atenta y paciente escucha, rescatando de entre los jirones de un discurso agrietado ya no esa voz monolítica y totalitaria, que repite imperativos vacíos, aprisionando los posibles, sino una escritura nómade, no- narrativa ni mucho menos figurativa. Paradoja, arma cargada de futuro, forma de acoplar sentidos sin obturarlos ni reducirlos. Ni dominante ni dominado, ni sujeto ni objeto, pensamiento-libre que se cuela entre las astillas. Todo circula por el entre. Y sin embargo, las preguntas siguen allí, a la espera de aquel atropellado juego que lanzado al vacío nunca abolirá el azar.

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El que no tiene universos que lanzar sólo hará palabras. Desde la poesía se tienden puentes para abismar la tarea del pensar. Abandonar la simetría y la adecuación, podridos alimentos inertes y propios a toda praxis hermenéutica, en favor de una afirmación potenciativa y vitalizante, que depare nuevas exploraciones y viajes inauditos hacia aquello que habla en nosotros. Perspectivas mutables, palabras que sangran y se hacen cuerpo(s), polifonías inconscientes como reaseguro de la inocencia propia de todo pensamiento. Siempre se tratará de asignar un espacio en el vértigo de los imponderables, sin centro fijo, a ese continuo y frágil fluir que es la vida, protegiéndola con paciente fidelidad de aquellos bloqueos que la pervierten, la envenenan y la descomponen. Acontecimentalizar, conjugar, multiplicar, siempre desde el cuerpo y sus afecciones. Ser-singular-plural sin temor a perderse en el desierto. Un cuerpo-en-danza que no carga con el pensamiento a cuestas, sino que lo invoca como un cálido compañero de ruta.

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Atreverse a caer con más de cien muertos en las alas, visión que nos entrega el poeta antes de cumplir con su destino trágico. Con un pie bailar, construir, inventar y destruir formas, dibujar otros planos en el espacio. Con el otro, administrar los desequilibrios para no despeñar. Política de las dosis, como única bandera, para habitar los sucesos y crear nuevos signos acordes a un tiempo fértil en tempestades. Lengua que balbucea es lengua que danza, y hace de esta danza su único idioma posible.

Franco Castignani.

francocastignani@yahoo.com.ar



BIBLIOGRAFÍA

  • René Char , Furor y Misterio , Visor, 1990
  • D. H. Lawrence, Apocalípsis , Santiago Rueda , 1947
  • Miguel Angel Bustos , Visión de los hijos del mal. Poesía completa, Argonauta, 2008

  • Gilles Deleuze , Diferencia y Repetición, Amorrortu, 2002

Lógica de la Sensación, Paidós, 1989

Spinoza, Filosofía Práctica, Tusquets, 1984

Crítica y Clínica, Ed. Nacional Madrid, 1995

  • Jean Luc Nancy, Ser Singular Plural, Ed. Nacional Madrid , 1995
  • Michel Foucault , El pensamiento del afuera, Pre-Textos, 1989
  • Maurice Blanchot, El Espacio Literario, Paidós, 1992

El paso (no) más allá, Paidós, 1994

La ausencia del libro. Nietzsche y la escritura fragmentaria, Caldén, 1973.

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